Misión

El uso indiscriminado de combustibles fósiles en las actividades industriales y el transporte, debido al desarrollo acelerado de las industrias en las grandes potencias del mundo y al aumento de la población, han producido sensibles incrementos en las cantidades de óxidos de nitrógeno y dióxido de carbono presentes en la atmósfera, dada la limitada capacidad regenerativa, como consecuencia de otro problema: La deforestación.

El resultado no es otro que el llamado “efecto invernadero”, que consiste en la elevación de la temperatura del planeta, provocada por la acción de un determinado grupo de gases que retienen el calor de la atmósfera, algunos de ellos producidos masivamente por el hombre.

La contaminación de la atmósfera hace que ésta se vuelva más gruesa, impidiendo que la radiación salga al espacio y provocando así el Calentamiento Global. Normalmente, la radiación llega en ondas de luz que calientan la Tierra y vuelve al espacio en forma de radiación infrarroja que es atrapada en parte por la atmósfera para conservar una temperatura apta para vida.

El Calentamiento Global se refiere al aumento de la temperatura del planeta que desde finales del siglo XIX tiene su origen en la actividad humana, principalmente por las emisiones de dióxido de carbono que han incrementado el efecto invernadero. Los pronósticos son poco alentadores, pues se estima que las temperaturas continuarán en ascenso si no se toman medidas para revertir este proceso.

Todos los años desaparecen millones de hectáreas de bosques tropicales. Entre 1960 y 1990 habría desaparecido más de 20% (33% en Asia y 18% en África y América Latina). La absorción del dióxido de carbono y la generación del oxigeno indispensable para la vida dependen del proceso de la fotosíntesis de las plantas, pero la destrucción de los bosques no muestra señales de detenerse; por el contrario, la deforestación de la Amazonía avanza a un ritmo todavía más acelerado que en la década de 1980, cuando este fenómeno despertó el interés mundial.

Los bosques son el principal albergue para la diversidad biológica del Planeta. Su existencia permite que el ciclo del agua se produzca normalmente. Al talar un bosque, la lluvia disminuye y el clima se hace más caliente y seco. Asimismo, el agua de lluvia no puede ser absorbida y retenida por el suelo descubierto. Como resultado, los ríos se evaporan en la época seca, pero se desbordan y causan inundaciones en la época lluviosa, causando grandes desastres, ya que los árboles protegen los suelos y las cuencas de los ríos.

Expertos internacionales han pronosticado que Centroamérica podría convertirse en un desierto este año. Cada hora, 44 hectáreas de bosque son destruidas en esta región. Cada minuto desaparece una porción de bosque del tamaño de un campo de fútbol.

La posición que asume YFSE ante esta situación es de esperanza, independientemente de la respuesta a la gran interrogante de moda -¿Estamos a tiempo para salvar la vida en el Planeta?- nuestra posición es que debemos actuar para salvar los bosques y los hábitat de vida silvestre que aún subsisten, como forma de revertir los procesos destructivos que nos conducen inexorablemente al final de la vida.

A través de los Proyectos y Programas en los que participa YFSE, se busca incentivar la toma de conciencia sobre la importancia que representa el rescate y protección de los bosques para preservar la vida en la Tierra.